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NUESTRA HISTORIA

Todo empezó con una caída. Literalmente.

Un fin de semana de abril en La Pintada, Colombia, Valeria -con determinación y segura de sí misma, decidió llevar a Luna (la yegua que montaba) a su máxima velocidad. Luna, quien claramente no compartía su entusiasmo, frenó decididamente justo antes que ocurriese una catastrofe. Valeria, en cambio, siguió su curso: una especie de misión espacial improvisada, con destino directo a la estratosfera (tranquilos, no fue grave, se salvó de milagro).

No lo sabíamos entonces, pero aquel pequeño despegue dejó algo en su frente. Un corazón, una señal, quizás. Fue uno de esos giros de fe que parecen llevar un mensaje oculto, y que ha permanecido con nosotros desde entonces.

Unos meses más tarde, en un verano cualquiera en Barcelona, nuestros caminos se cruzaron de nuevo.

Esta vez sin caballos, ni vuelos inesperados, solo nosotros y una excusa perfecta para retomar algo que -aunque solo Dios lo sabía- tenía la fuerza de un cohete.

Desde entonces, hemos compartido los mejores momentos y también los mayores desafíos.

En cada uno, el amor y la fe han sido más que palabras: han sido fuerza, refugio y camino. Lo que nos sostuvo entonces, nos sigue guiando hoy, hacia todo lo que está por venir.

Hoy abrimos nuestro corazón para compartir este amor con todos ustedes, quienes han sido parte importante de nuestro camino y de nuestras vidas.

Sería un honor contar con su presencia mientras celebramos la promesa más hermosa de nuestras vidas: nuestra boda.